FALSO: El BAIC BJ30e no tiene realmente la potencia que declara

La automotriz china BAIC declaró que su SUV híbrido BJ30e entrega 404 caballos de fuerza combinados. Sin embargo, varios especialistas, entre ellos el periodista Lucas Abriata, revelaron que esa cifra es irreal desde el punto de vista técnico y funcional.

Opinión y críticas01/11/2025JGRJGR
la mentira del baic bj30e
La mentira del BAIC BJ30e

En su reciente desembarco en Argentina, el BAIC BJ30e prometió revolucionar el mercado de los SUV híbridos al ofrecer un 4x4 híbrido con una potencia combinada de 404 CV y un torque de 685 Nm. Cifras dignas de un vehículo deportivo premium, pero ofrecidas a un precio bastante más accesible y puestas sobre una enorme y pesada caja de calzoncillos. Apreciaciones subjetivas aparte, detrás de estos números espectaculares, empiezan a emerger inconsistencias técnicas que comprometen seriamente la credibilidad del producto.

Uno de los primeros en exponer la maniobra fue Lucas Abriata, especialista en autos, quien en su video titulado “La Gran Mentira del BAIC BJ30” desmenuza con claridad por qué esta cifra es, en sus palabras, “ciencia ficción”. Allí explica que los 404 CV declarados surgen de una simple suma lineal de la potencia de los tres motores —uno térmico y dos eléctricos— sin considerar que esos motores no trabajan a pleno de forma simultánea, ni mucho menos durante períodos sostenidos.

Pero el punto más crítico no es sólo técnico, sino de confianza.

“Si te están mintiendo con la potencia… ¿qué más te están ocultando? ¿Qué pasa con el consumo? ¿Qué pasa con la seguridad?”, se pregunta Abriata en su análisis.

De hecho, durante la conducción del vehículo, el periodista asegura no haber sentido en ningún momento una respuesta acorde a los supuestos 404 CV.

“No hay forma de que este auto tenga la potencia que dice tener. No lo transmite, no lo demuestra. Es una cifra que dibujaron para destacarse frente a la competencia”, remarca.

La clave del engaño parece estar en la batería: el BJ30e posee una batería de apenas 1,67 kWh. En términos prácticos, eso representa una capacidad demasiado baja para sostener la potencia de dos motores eléctricos de gran tamaño. Una batería así podría alimentar ambos motores a pleno apenas por unos pocos segundos, lo que vuelve inviable la entrega sostenida de los 404 CV.

"Para lograr esa cifra necesitaría una batería mucho más grande o, al menos, un sistema híbrido mucho más robusto. Esto no cierra por ningún lado", dice Abriata.

El especialista también apunta contra el importador local, a quien responsabiliza por mantener intencionalmente esta información confusa para posicionar el vehículo sobre sus rivales. Según Abriata, esto no sólo es una falta de ética comercial, sino que pone en tela de juicio todos los datos que la marca comunica.

"Es gravísimo. No podés construir una relación de confianza con el cliente si arrancás mintiendo. Este tipo de estrategias destruyen la credibilidad del producto".

Lo cierto es que BAIC no es la primera marca que recurre a la suma teórica de motores para inflar sus cifras de potencia, pero en mercados más maduros —como Europa o Estados Unidos—, estos datos están regulados por normas de homologación que impiden este tipo de ambigüedades. En Argentina, en cambio, la falta de control técnico y la reciente llegada de muchas automotrices chinas abren la puerta a estrategias de marketing que rozan la desinformación.

Con el BJ30e, BAIC prometía un SUV híbrido con tracción 4x4, diseño moderno y potencia bestial. Pero, en la práctica, lo que se percibe es un vehículo con desempeño apenas correcto, una batería limitada y una ficha técnica que no se sostiene con rigor. Si a eso se suma el silencio de la marca frente a las críticas, la ecuación deja más dudas que certezas.

La mentira del Baic bj30e

Otras marcas en la misma situación

Luego del revuelo generado por el BAIC BJ30e y sus supuestos 404 caballos de fuerza, el foco se ha desplazado hacia otras marcas del mismo origen. En particular, Haval y BYD, que también comercializan modelos híbridos o eléctricos en Argentina, comienzan a ser observadas con mayor atención. ¿Exageran también sus fichas técnicas? ¿O son más honestas en sus declaraciones?

Haval HEV

Uno de los primeros en ser revisados fue el Haval Jolion HEV, un SUV compacto que declara una potencia combinada de 188 CV gracias a la suma de un motor térmico de 94 CV y uno eléctrico de 154 CV. Sin embargo, la batería que alimenta este sistema es de apenas 1,67 kWh, la misma capacidad que tiene el cuestionado BJ30e de BAIC. Esto implica que el motor eléctrico no puede entregar toda su potencia por más de 50 segundos sin vaciar la batería, en el mejor de los casos. Aunque Haval no exagera al nivel de BAIC —y la cifra de potencia combinada parece razonable—, el problema radica en la sostenibilidad de ese rendimiento. Lo que se declara como “potencia total” puede no reflejar lo que el usuario experimentará en la conducción real.

El caso del Haval H6 HEV es similar, pero aún más ambicioso. Esta SUV de mayor tamaño anuncia 243 CV combinados y 530 Nm de torque, cifras que la colocan en el terreno de vehículos mucho más potentes. Pero el sistema híbrido también está sostenido por una batería muy pequeña, de alrededor de 1,8 kWh, que no alcanza para sostener por mucho tiempo la potencia de un motor eléctrico de 177 CV combinado con uno térmico de 150 CV. Haval parece aplicar cierto criterio de moderación al no sumar linealmente las potencias (como sí hizo BAIC), pero aún así, las condiciones necesarias para que el sistema entregue su máximo rendimiento son muy específicas y poco claras para el consumidor promedio.

Ciertamente, el caso de Haval resulta más creíble que el de BAIC, ya que no recurre a una sumatoria lineal de las potencias de sus motores, podríamos asumir que mantiene una postura menos burda e irresponsable desde el punto de vista técnico. La cifra de potencia combinada que declara Haval probablemente sea alcanzable en momentos puntuales, como durante una demanda súbita de aceleración. En esos casos, una entrega breve de potencia máxima serviría para vencer la inercia inicial. Sin embargo, pasados dos o tres segundos, es esperable que el sistema híbrido reduzca su exigencia y regrese a valores de funcionamiento más contenidos, en línea con la capacidad limitada de su batería.

BYD

En contraposición, BYD, marca especializada en vehículos eléctricos, ofrece una propuesta bastante más sólida en términos técnicos. Su modelo Dolphin, un hatchback eléctrico que acaba de llegar a Argentina, declara una potencia de hasta 204 CV —dependiendo de la versión— acompañada por baterías de 44 a 60 kWh, una capacidad energética que sí permite sostener altos niveles de potencia durante varios minutos. A diferencia de los híbridos de Haval o BAIC, el Dolphin no necesita la ayuda de un motor térmico y puede mantener un rendimiento sostenido gracias a la robustez de su batería. En este caso, la potencia declarada sí refleja una experiencia de conducción realista, dejando a BYD como una de las marcas más transparentes del mercado en este aspecto.

La conclusión es clara: mientras Haval presenta fichas técnicas atractivas, sus sistemas híbridos están limitados por baterías pequeñas que condicionan fuertemente la entrega de potencia. No se trata necesariamente de una mentira, como en el caso de BAIC, pero sí de una comunicación poco clara que podría inducir a error. BYD, en cambio, respalda sus cifras con ingeniería coherente y tecnología adecuada.

¿Cuál es tu nivel de confianza en los vehículos de origen Chino?

Confío plenamente

Están bien

Confianza moderada

Desconfío totalmente

Del prejuicio al desencanto

Durante años, las marcas chinas buscaron ganarse un lugar en el mercado argentino a fuerza de mejorar diseños, sumar tecnología y ofrecer una relación precio-equipamiento difícil de igualar. Y lo estaban logrando: el viejo preconcepto de “si es chino, seguro es malo” comenzaba a disiparse, al menos entre quienes se animaban a mirar más allá de los emblemas tradicionales. Sin embargo, lo que parecía un camino ascendente hacia la legitimidad acaba de tropezar con un obstáculo: la confianza.

Esa idea de que “lo chino es malo” no se construyó únicamente por la calidad de los materiales o fallas en ingeniería, sino también -y quizás sobre todo- por la desconfianza en sus discursos. En productos tecnológicos, textiles o electrónicos de consumo, esa sombra ya estaba presente. Y si bien muchos avances se lograron en términos de manufactura, aún persiste una sensación de alerta, casi instintiva, cuando un producto llega desde China.

Lo vemos constantemente en plataformas como Temu, Shein, Aliexpress o similares. Baterías de litio que prometen capacidades asombrosas, pero están rellenas con cemento. Vestidos que lucen glamorosos en las fotos, pero resultan hechos de plástico barato. Compradores que creen estar adquiriendo un celular y reciben solo una funda con brillos. Parlantes que son imitaciones burdas de JBL. O incluso manijas de transporte vendidas como si fueran el producto completo.

Este tipo de engaños no son simples errores, sino parte de un ecosistema comercial donde muchas veces vale más lo que se aparenta que lo que se entrega. El mercado chino, inmenso y desbordante para nuestra escala latinoamericana, está plagado de ejemplos donde la especulación vale más que la experiencia del usuario. Por eso, el prejuicio no surge de la nada. Tiene historia, tiene sustento, y cuando una automotriz china decide exagerar o manipular cifras técnicas, no está solo dañando su imagen: está alimentando ese prejuicio colectivo.

Y si ese prejuicio no se corrige desde la raíz -es decir, desde los hechos, la verdad técnica, la transparencia- entonces no desaparece. Se fortalece. Porque no se trata ya de un cliché infundado, sino de una experiencia repetida.

Y al final, hay una ironía amarga en todo esto: los importadores que llegaron con el discurso de “cambiar la percepción sobre lo chino”, terminaron haciendo exactamente lo contrario. Con estrategias de venta confusas, datos técnicos dibujados y silencios calculados, le dieron más fuerza al prejuicio en lugar de desmontarlo. Hicieron lo mismo de siempre. Lo que hace un vendedor de autos cuando subestima al comprador.

Porque todos conocemos ese otro estereotipo, ese que dice que el vendedor de autos es un chanta, un mentiroso, un estafador con corbata. Bueno, en este caso, hicieron honor al prejuicio. No solo al de los autos. También al de lo chino. Y lo que podría haber sido una oportunidad para cambiar la narrativa, terminó siendo más de lo mismo.

Así, no solo se perdió una venta. Se perdió confianza. Y eso, en un mercado que recién empieza a abrirse a nuevas tecnologías y marcas, es más costoso que cualquier ficha técnica inflada.

Las marcas chinas todavía tienen margen para corregir el rumbo. Pero el tiempo de la impunidad técnica se terminó. Ahora se les exige algo tan simple y tan difícil como decir la verdad.

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