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La automotriz del óvalo lanzó un plan de producción disruptivo para competir en costos y eficiencia con los fabricantes chinos. La asociación con JMC anticipa el camino hacia una nueva era industrial.
Noticias y lanzamientos20/08/2025Ford quiere dejar de correr de atrás en la carrera por la movilidad eléctrica. La compañía, históricamente dependiente de la venta de pickups en Estados Unidos, anunció un sistema de producción universal para vehículos eléctricos que busca ser tan eficiente —o incluso más— que el modelo industrial que domina China.
La apuesta, presentada por el CEO Jim Farley, marca un punto de inflexión que en la marca comparan con el hito del Ford T a principios del siglo XX.
Ford está ajustando su modelo de negocio para no quedar rezagada en la transición hacia la movilidad eléctrica.
La compañía dijo que la inversión será de 5.000 millones de dólares para desarrollar una nueva planta de vehículos eléctricos y una fábrica de baterías de litio ferrofosfato, en alianza con el gigante chino CATL.
El nuevo método, denominado “producción en árbol”, rompe con la tradicional línea de montaje en serie inventada por la propia Ford hace más de un siglo.
En lugar de un ensamblaje lineal, los vehículos se construirán en tres módulos - frontal, trasero y central - que luego confluyen en un montaje final.
Este esquema, similar al “unboxing” conceptualizado por Tesla pero aún no implementado, promete reducir costos, ahorrar espacio en planta y acortar tiempos de producción.
Significaría un ahorro de espacio, de piezas y de tiempo: hasta un 40% más rápido en fábricas de menor nivel tecnológico y alrededor de un 15% en plantas avanzadas.
Además, reducirá en un 20% la cantidad de componentes y en un 25% la tornillería y soldaduras necesarias.
La innovación no es casual: Ford busca competir directamente con los fabricantes chinos, cuya agilidad y bajos costos de producción se han convertido en una amenaza global para la industria automotriz.
En este sentido, la alianza con la china JMC (Jiangling Motors Corporation), de la que ya surgió la SUV Territory que se vende en Sudamérica, es un anticipo de la estrategia de Ford: asociarse con actores asiáticos para ganar terreno en precio y volumen.
La alianza con JMC no solo diversifica la producción, sino que también permite a Ford ganar volumen en mercados emergentes, aprovechando la experiencia y el know-how chino en la fabricación de autos eléctricos a bajo costo.
El plan incluye el desarrollo de una pickup eléctrica mediana y accesible, con baterías más pequeñas (alrededor de 52 kWh) que permitirían ofrecer un precio de entrada por debajo de los 30.000 dólares.
Una apuesta arriesgada, pero clave en un segmento donde Tesla fracasó con la Cybertruck y donde emergen nuevos jugadores financiados incluso por Jeff Bezos.
La nueva fábrica, prevista para 2027, demandará una inversión de 5.000 millones de dólares, incluyendo la construcción de una planta de baterías de litio ferrofosfato en asociación con el gigante CATL.
El vehículo a fabricar buscará ser un “utilitario eléctrico del pueblo” adaptado al mercado estadounidense, será una pick up mediana de cuatro puertas con autonomías de entre 200 y 250 km, pero con un fuerte diferencial en precio frente a las propuestas actuales.
La pick-up mediana utilizará baterías prismáticas LFP (litio ferrofosfato), libres de cobalto y níquel.
Estas no sólo abaratan costos y mejoran la durabilidad, sino que además cumplen un rol estructural: forman parte del piso del vehículo y aportan rigidez al conjunto.
Gracias a este diseño, el modelo tendrá un bajo centro de gravedad, lo que mejora la maniobrabilidad, la insonorización y el espacio interior.
Ford asegura que no solo será eficiente y accesible, sino también emocionante de conducir. Con torque instantáneo y una aceleración de 0 a 96 km/h equivalente a la de un Mustang EcoBoost, el modelo promete combinar practicidad con deportividad.
Pese a estos avances, Ford todavía enfrenta una brecha frente a los fabricantes asiáticos. Según Farley, la compañía podrá producir con un 15 a 40% más de eficiencia dependiendo de la planta de referencia.
Sin embargo, la fortaleza china está en la cadena de suministro: proveedores compartidos, piezas estandarizadas y una logística completamente integrada que reduce costos al mínimo.
Mientras que Ford apuesta por la diferenciación tecnológica y las asociaciones estratégicas, los chinos fabrican autos como fabrican electrodomésticos: con pragmatismo y sin barreras filosóficas sobre qué debe ser propio y qué puede compartirse entre marcas.
El CEO de Ford reconoce que el éxito no está garantizado. “El cementerio está lleno de proyectos de autos económicos que la gente no compró”, advirtió Farley.
Pero la compañía está convencida de que la clave para sobrevivir y crecer en la era eléctrica será aprender a fabricar barato y rápido, sin perder competitividad frente a China.
La Ford Territory, fruto de la alianza con JMC, ya es una muestra de esta visión. Lo que viene es aún más ambicioso: un sistema de producción global y flexible, pensado para SUVs, pickups y utilitarios eléctricos que puedan competir en el terreno más duro del mercado: el de los precios bajos.
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